Estaba de fiesta con mis amigos, y me veía bien. El pelo, el maquillaje y la ropa estaban perfectamente colocados. Pero lo que estaba fuera de lugar era mi corazón. Me sentía mentalmente inestable y desequilibrada emocionalmente. Me sentía mal conmigo misma. Estaba en la agonía de mi adicción al sexo y al amor. Buscaba un hombre con el que actuar, como un león al acecho. Sabía que tendría lo que quería porque conocía el juego muy bien. Porque siempre lo conseguía.
También sabía que después caería en un profundo agujero de tristeza y desesperación. El bajón que siempre seguía al subidón. Fui al baño, me miré al espejo y me pregunté: «¿Quién soy?». Estaba perdida. S.L.A.A. me ayudó a obtener la respuesta a esa pregunta: a ser «encontrada». He podido encontrar la gracia y la misericordia. He podido tratar a los hombres y a las mujeres con respeto. He sido capaz de tratarme a mí misma con respeto. Ya no actúo sexualmente. Ya no tengo altibajos como los que tenía entonces. Estoy llena de esperanza y de ilusión. Gracias al poder superior / Dios y al programa. Es un bendición divina.
— Lindsey R
Artículo original de la revista oficial de SLAA F.W.S., Número 192, Página 24 (+)