Este mes es mi tercer aniversario y estoy muy agradecida por la profunda consciencia que me ha aportado S.L.A.A. Había estado en recuperación en Al-Anon durante más de 13 años, pero algo no iba bien. Estaba trabajando los Pasos, tenía una madrina y muchos ahijados. Iba a las reuniones, hacía trabajo de servicio a nivel estatal y todavía no era ni alegre ni libre ni feliz. Hace tres años, entré en pánico y llamé a una amiga que casualmente estaba en S.L.A.A. porque estaba a punto de actuar con un hombre casado que ni siquiera me atraía. No podía entenderlo. Estaba perdiendo el control, obsesionada con este hombre pero sin interés. Volvió a sugerirme que probara con S.L.A.A. Ese fin de semana pude dejar de actuar y volver a casa a una reunión. Ese incidente me asustó; me sorprendió lo lejos que llegaría por un poco de atención amorosa. Al entrar en la recuperación de S.L.A.A. y empezar a trabajar en este programa, pude ver mi patrón adictivo con las relaciones románticas.
Siempre me metía en relaciones extremadamente largas con personas que no me gustaban o no me interesaban, pensando que estaban a salvo. Con las relaciones que me interesaban, cuando hacían algo que me parecía negativo o, Dios no lo quiera, rompían conmigo, me parecía la muerte.
Las fantasías suicidas se dispararon cuando rompí con alguien que me interesaba. Cuanto más profundizaba en la recuperación, más podía ver cómo utilizaba a otras personas, no sólo a las parejas románticas, para obtener amor y atención. De hecho, no había ninguna a la que no hubiera utilizado para sentirme mejor: amigos, ahijados, empleados. En mi mente estaban ahí para mí, para hacerme compañía, entretenerme y distraerme de mí. Cuando estaba soltera, en cuanto salía del trabajo, llamaba a un amigo y estaba al teléfono con el hasta que me ponía con otra cosa o me iba a casa de otro amigo.
Entonces, tras pasar horas con varias personas como estas, volvía a casa, comía y me adormecía leyendo libros románticos o viendo programas/películas románticas cada noche. No tenía en cuenta mis responsabilidades con mis mascotas o mi salud. Las fantasías y el autojuicio que llegaban a través de películas y series románticas eran intensas. No pude ver nada de esto hasta la recuperación en S.L.A.A.
Hoy tengo mis top lines y mis lineas de abstinencia preparadas y disponibles todos los días. Observo cómo interactúo con los demás. Me hago la pregunta de si estoy desesperada por recibir atención. Si la respuesta es sí, entonces necesito pasar tiempo con mi Poder Superior y mi misma, sin tener que manipular a otra persona para adormecer el dolor. Doy las gracias a S.L.A.A. por esta nueva libertad.
– Susie, Georgia
Artículo original de la revista oficial de SLAA F.W.S., Número 192, Página 16 (+)